Presentado por Don José María Ortiz Caballos.
Parroquia Nuestra Señora del Rosario.
EL RUBIO, SEMANA MAYOR 1995
I PREGÓN DE PASIÓN
PREGON DE SEMANA SANTA. 1.995
EL RUBIO
PREGONERO: FRANCISCO JESUS JIMENEZ REINA.
SALUDOS
SUPLICA
RECUERDOS
HERMANDANDES Y FAMILIA
MARIA
SUEÑOS
DESPEDIDA
SALUDOS
Sr.Cura
Párroco
Sr.
Alcalde
Sres.
Hnos, Mayores
Señoras,Señores
Rubeños,
cofrades y amigos todos
Cuando el año pasado una representación de las Hermandades de El
Rubio, me propusieron ser el pregonero de esta Semana Santa, no he dejado de
pensar cual sería el tema de mi pregón.
Complicada tarea la que me propusieron, y que yo acepté, más como un
servicio a nuestra comunidad cofrade, que a superar un reto.
Difícil trance el del pregonero
al tener que buscar, queridos amigos, el hilo conductor de su pregón, al tener
que elegir una idea y un camino que le lleve a cumplir su cometido, pregonando
lo que debe pregonar, y suscitar a la vez, el fervor y vibración del auditorio.
Desde niño pertenezco a la Ilustre y Fervorosa Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María
Santísima de la Esperanza, y a lo largo
de estos años, a igual que otros muchos miembros de la Hermandad, la he servido
en todos los menesteres que ha sido preciso, incluso ocupando el cargo de
Hermano Mayor, y aprovecho esta ocasión para tener un recuerdo lleno de afecto
y agradecimiento para todos los Hermanos Mayores que me han precedido en esta
enorme responsabilidad, a todos ellos les quedo muy agradecido.
No me cabe la menor duda, que a igual que yo, todo el que pertenece a
cualquier Hermandad en El Rubio, tiene un sentimiento muy especial hacia sus
Sagrados Titulares.
Mi pregón ha de ser, la sencilla visión de mi espíritu cofradiero de
esos días de desfile procesional por las calles de El Rubio y yo, que nunca
pude ser costalero, serán ellos con sus pasos rítmicos, doloridos y
acompasados, los que proclamen mi pregón.
Dicho queda y de corazón lo afirmo, que no es pregonero quien mejores
palabras dice, sino quien mayores sentimientos tiene.
Por eso no sería auténtica mi gratitud, si con ella no renovara mi
disposición convencida a la Iglesia.
Y no sería fiel mi
reconocimiento, si con este pregón, no sellara mi compromiso cofrade de las
devociones que proclamo.
Y si no tuviera un recuerdo para todos los que me ayudaron con sus
consejos y oraciones, a la confianza de las Hermandades que tan grato trabajo
me encargaron, a la amistad de los cofrades, y de todos los rubeños.
Y si no tuviera un recuerdo para todos los hermanos de nuestras
Cofradías y que hoy, por desgracia no están entre nosotros, que vistieron por
última vez su túnica nazarena para entrar en la eternidad merecida de la
Gloria.
Y a vosotros Hermanos Mayores aquí presentes, mi gratitud porque estoy
seguro de que estáis cuidando y mimando el gran bien de que sois depositarios,
porque a mí también me correspondió vivirlo:
Cuando todo Hermano Mayor ha de sentir en su pecho, el acto de
generosidad que supone para una Hermandad, entregar al fervor del pueblo lo que
durante todo un año tan celosamente ha custodiado.
Y mi recuerdo a capataces y costaleros, todos hermanos de sus
Cofradías, que hacen posible la salida de sus titulares en una ejemplar
estación de penitencia, mi recuerdo y agradecimiento a ellos que eligieron la
penitencia más difícil, la trabajadera, pero sin duda alguna la más hermosa, no
en balde, sobre sus hombros tienen el privilegio de llevar al Hijo de Dios y a
su Madre.
Y mi recuerdo a los más pequeños, que visten la túnica de sus
Hermandades a igual que sus padres cuando contaban su edad, de esta forma se
hará la cantera de los futuros cofrades, y serán ellos, estoy seguro, los que
mantengan vivas las benditas tradiciones de nuestra Semana Santa, de nuestros
cultos, de nuestras procesiones, y como no, de nuestros pregones que de sus
labios escucharemos en el futuro, y que a buen seguro, dejará a escasa altura
el de este humilde pregonero.
Y también mis recuerdos, para
esas personas de todo el pueblo conocidas y que sin pedir nada a cambio,
incluso dejando a veces sus propias ocupaciones y quitando tiempo a su descanso,dedican
gran parte de su vida a servir a sus Hermandades sin afán de protagonismo.
Y si no agradeciera enormemente a quién ha hecho mi presentación con
esas palabras tan hermosas.
Y si no le diera las gracias
infinitas a mí Virgen de la Esperanza,
que iluminó mi corazón para hacer el buen dictado de este pregón.
Por último, mi Esperanza que navegando por los ríos de mi vida, y
El Rubio, que me dio el don precioso de
ser su pregonero, hoy, me arrodillo a los pies de la Santísima Virgen
del Rosario, proclamo mi suprema emoción y orgullo, por tener la inmensa
alegría de ser, sencillamente el pregonero de El Rubio.
*****
SUPLICA
Bendita seas Rosario
Bendita tú Dolores
Bendita
tú Auxiliadora
Bendita
tú Carmen
Bendita
tú Inmaculada
Bendita
tú Esperanza, Virgen de mis devociones,
A
vosotras me encomiendo en cuerpo y alma
Y
quiero pediros la ayuda que necesito
Para
llevar a buen puerto esta nave cofradiera
Convertida
en mi pregón.
Concédeme
virgen mía, la fuerza que me falta,
Concédeme
Señora, la templanza en la lectura,
La
firmeza en la plegaria.
Siento
que mi cuerpo se llena de energía
Bajo
tu hermosa mirada
Que
dio sentido a mis días,
Por
eso, quiero empezar este pregón
Rindiéndote
pleitesía:
Gracias
Virgen de la Esperanza
Por
las gracias recibidas
Gracias
Virgen de mi alma
Por
ser mi musa y mi guía.
Dios
te salve Reina y Madre
Dios
te salve Virgen María.
*****
RECUERDOS
Empieza la Cuaresma y se palpa en el ambiente que pronto estaremos en
Semana Santa.Las Hermandades organizan sus cuartelillos, lugar de reunión de
sus cofrades, de grupos de amigos, fomentando de esta forma, las clásicas
tertulias cofradieras.
Los costaleros empiezan los ensayos donde acuden otros jóvenes
llamados por el interés que despierta en ellos eso de ser costalero, algunos
piden un sitio en la trabajadera para probar su fuerza, otros consiguen de un
costalero veterano que le ceda su puesto cuando se retire, y de esta forma le
entra ese gusanillo de ser costalero, quedando así vinculado a la Hermandad.
Cuando se acerca la Semana de
pasión, el trasiego que hay en la Iglesia cuando se preparan los pasos, la
preocupación de los Hermanos Mayores y
demás responsables de la Hermandad para que todo quede bien hecho, yendo
incluso por la noche para poder terminar a tiempo.
Esos niños cofrades, que en la inocencia de su corazón les piden a sus
madres con bastante tiempo de antelación, que le tenga preparada su túnica para
ser penitente de la Sagradas Imágenes de su devoción.
El revuelo que se forma el mismo día de la procesión, cuando la banda
de cornetas que acompaña a la Hermandad ese día hace el clásico pasacalle,
levantando ilusión no solo entre la niñería, sino también en los mayores
ansiosos de escuchar esa música que solo la oyen de año en año.
El pueblo está deseando ver las procesiones, y acompañar sea de
penitencia o no, esas magníficas Imágenes de las que El Rubio tiene que
sentirse orgulloso de tener, al mismo tiempo pueden ver el esfuerzo de los
costaleros, que hacen verdaderas maravillas con ese dulce peso en sus hombros,
arrancando aplausos y vítores de los que los contemplan, y causando en los
niños efectos de admiración, hasta tal punto, que algunos cuando son mayores
quieren ser costaleros.
De esta forma, El Rubio que ha esperado todo un año, se encuentra con
el Domingo de Ramos, que irrumpe en nuestras vidas y quedamos cautivados por
las emociones que intuimos vamos a vivir.
El Domingo de Ramos cuando acudimos a la Iglesia, nos damos cuenta que
empieza la Semana Santa, y de esta forma, quedamos apresados entre sus mallas
de cera y de fe.
Ya está aquí, y en nuestras mentes empiezan a bullir imágenes del
recuerdo, imágenes que nos acercan a las cruces de guías de nuestras
Hermandades, que toma cuerpo en el de los penitentes que visten sus túnicas, y
que durante unas horas, oculto sus rostros bajo el sofoco mortificante del
antifaz, entablan un dialogo con el mismo Dios.
Ya está aquí rubeños, ya es una realidad, ya la Semana Santa que
esperamos en una tensa vigilia de cultos, de protestaciones de creencias y de
anhelos generosos por ver dogmáticamente definidas nuestras piadosas Imágenes,
ha dejado de ser un deseo, y se convierte en realidad.
La Semana Santa trae un mensaje de alegría al corazón de cada rubeño,
proclamado en la figura de María, que en adviento es su Esperanza y Dolores en
su pasión, corazón de su Iglesia que empieza a latir en la semana de
Pentecostés.
Todas las Semanas Santas delante de cualquier paso de misterio, ante
el dolor y la sangre de Cristo, ante las lágrimas benditas de su Madre, el
rubeño estrena un corazón nuevo, un corazón que estallará en surtidores de
alegría cuando por el testimonio de su Fe nazarena, proclame en el clamor de
nuestras calles, la buena noticia de nuestra salvación.
Afloran a mi mente recuerdos muy lejanos, de cuando aún siendo niño
empecé a ser penitente en mi Hermandad, cuando las procesiones salían a altas
horas de la noche, cuando con mucha frecuencia llovía durante la procesión, y
teníamos que aligerar el paso para guardarnos de la lluvia, cuando la antigua
Banda de Romanos acompañaban a Nuestro Padre Jesús Nazareno en su monte rojo de
claveles.
Cuanta admiración he sentido siempre de esos hermanos que llegada la
fecha de celebrar los cultos, tiene como misión la de preparar a sus Sagradas
Imágenes, que suerte la de ellos, al poder contemplar tan de cerca sus bellos
rostros, pareciendo a veces que mantienen una muda conversación solo con sus
miradas.
Y así, un sin fin de recuerdos que resultaría muy laborioso detallar,
fueron simientes para que nacieran en mi estos sentimientos cofradieros que son orígenes para este pregón.
*****
HERMANDADES Y FAMILIA
Las Hermandades, además de su fin peculiar de culto público, deben
asumir las responsabilidades propias de la Iglesia, según se vayan presentando
en el mundo donde vivimos, hasta mirar a nuestro alrededor para comprobar
cuantas necesidades existen.
Debemos tener en cuenta, que la práctica de la caridad cristiana es
uno de los valores más profundo que deben vivir las Hermandades, así sus
miembros vivieran el mensaje central de Jesús, la caridad. Las Hermandades
están llamadas a aliviar la miseria de los que sufren, si no con lo necesario,
si al menos con lo imprescindible, no se trata de dar, sino de darse.
La estación de penitencia de nuestras Hermandades, va teniendo año
tras año el sentido que debe tener como un acto de culto más, y el gran número
de hermanos que la realizan y la calidad consolidada de los mismos, llevan a
magnificar esta protestación pública de fe por las calles de El Rubio.
Está claro que muchas de las vivencias que pertenecen al mundo más
íntimo de las Hermandades, van a reflejar la influencia enormemente importante
de la familia en el mundo de la fe, y más concretamente en el mundo de las
cofradías. Ciertamente las Hermandades tienen una profundísima base familiar, y
esto es una realidad tan evidente, que apenas necesita explicación.
Cuando el matrimonio vive la fe a través de una cofradía, inculca a
sus hijos las verdades del cristiano, le enseña a conocer a los Titulares de su
Hermandad, que duda cabe, que teñirá todas sus enseñanzas con los colores y
caracteres propios de su cofradía, de tal forma, que las Imágenes de su
veneración pasará a ser la imagen mental de esa realidad que es Cristo, y cuya
imagen tomará como referencia a lo largo de su vida.
Las familias integradas en las cofradías, reciben y participan con
frecuencia en los Sacramentos, sobre todo en aquellos que suponen hitos
importantes en sus vidas, son momentos que dejan profundas huellas, y que a
veces se convierten en recuerdos imborrables, como pueden ser el bautismo o el
matrimonio, por eso, es necesario, que la fe que públicamente manifestamos,
tenga un verdadero compromiso cristiano con nuestra sociedad, con nuestro
pueblo.
También las Hermandades han de tener en cuenta, que lejos de esa
visión parcial como meras organizadoras de una Semana Santa esplendorosa, o
como simples depositarias de una costumbre populares, tienen en el mundo de
nuestros días una labor importantísima y enorme.
*****
MARIA
¡ Y como se puede concebir un pregón sin hablar de la Madre de Cristo!
Yo desde luego no lo concibo.
Este pregón resultaría huérfano si la figura de María no fuera
mencionada en sus páginas y yo, que me reafirmo en las devociones que proclamo,
no puedo por más que dedicarle estas palabras.
La Anunciación es el vehículo que introduce a María en el Misterio de
Cristo” Alégrate, llena de gracias, el Señor es Contigo”, fueron las palabras
del Arcángel San Gabriel. En la Abvocación de Ntra. Sra. Del Rosario, meditamos
el profundo significado de aquellas extraordinarias palabras “llena de gracia”
recibiendo la bendición especial de Dios, a través de “bendita entre todas las
mujeres”.El saludo y el nombre de “llena de gracia” se refieren ante todo la
elección de María como Madre del Hijo de Dios, e indica la gracia
sobrenatural de la que se benefició
María, al ser elegida y destinada a ser Madre de Cristo.
Por la fe de María en la Anunciación, se inicia la nueva Alianza,
María creyó que se convertiría en Madre de Cristo, por eso la Santísima Virgen
bajo la abvocación de la Esperanza, se presenta para el hombre de hoy como el
gran reto a las contínuas ofertas materialistas en las que nos movemos hoy día
en nuestra sociedad, vivir en la esperanza, supone optar por el camino del
Evangelio, y a través de ese camino, tenemos garantía de éxito.
El hombre moderno ha sustituido la esperanza por el conformismo, y es
cierto, esto último no necesita esfuerzo, mientras que la esperanza lleva a la
acción.
Bajo las abvocaciones de Dolores
y Esperanza de Ntra. Señora, se cierra un contenido de experiencias en la vida
de las personas, y ante lo que no cabe correr un tupido velo de indiferencia,
como si fuese algo pasajero o afectase a una minoría, por eso, al cristiano se
le exige una mayor atención y ocupación, nunca el conformismo y
despreocupación. Por medio de la fe, María participa del dolor de Cristo, y en
su Esperanza y Dolor se cumplen las palabras del anciano Simeón “ Y a ti misma
una espada te atravesará el alma”.Con esta perspectiva, es fácil imaginar los
ojos tristes de María, viendo crecer a su Hijo y recordando los anunciados
tormentos.
Posiblemente no le quedarían lágrimas a la Virgen, cuando su Hijo
muerto es bajado de la cruz y puesto en sus brazos, y así, la Madre inundada de
dolor, tiene a su Hijo de nuevo en su regazo, y en ese durísimo instante, a
María se le haría muy presente la profecía de Simeón, pero ya no era una
espada, sino siete, las que laceraban su corazón de madre.
María sola en el Calvario, nada la sostiene ya, sino la sola esperanza
de la fe, y desde el Calvario nos ofrece la autenticidad del mensaje salvador
de su Hijo.
Cabe pensar que la Virgen se retiraría a esperar la llamada de Dios,
consciente del importante papel que había asumido y desempeñado, sin duda su
corazón destrozado y roto por tan gran dolor, encontraría alivio con la
realidad incuestionable y cierta de la Resurrección, que constituye la base de
toda fe cristiana, nosotros podemos ver y convencernos de que la vida y obra de
la Stma. Virgen, son un auténtico prodigio, ya que con su generosidad y su fe,
nos enseñó donde están, el camino, la verdad, y la vida.
*****
SUEÑOS
Ya se presiente en El Rubio a nuestras Hermandades en las calles, sus
santos, sus penitentes y el olor a incienso que se cuela por todas partes, y mi
alma cofradiera como si del cuerpo cansado de un costalero se tratara, cae en
un profundo sueño y conducida por un Angel de cielo me hace recordar, los
momentos vividos que les voy a relatar.
Mis recuerdos me llevan a la madrugada del Miércoles Santo, donde la
Hermandad del Cristo de la Salud se dispone a empezar el vía crucis de su
estación de penitencia.
Y allí me encuentro, en la oscuridad de la noche, iluminado por las
débiles luces de los cirios, deseando contemplar tu rostro Señor, te sigo por
ese vía crucis por las calles de El Rubio, conjuntando mis plegarias a todos
los que te acompañan.
Y el pueblo te sigue en silencio, con recogimiento, solo se oye el
ruido del tambor y murmullos de rezos y cantos, de su pueblo penitente y
cofrade ansioso de recibir tu celestial bendición.
El Cristo de la Salud proclama a través de su pueblo penitente, que El
mismo venció a la muerte, solo así, desde este prisma cenital, se hace posible
que la Cruz termine en Resurrección, y es que ese tránsito misterioso de la
muerte a la vida, solo es posible pasando por la Cruz, que transforma, redime y
salva.
Y la voz de este pregonero tiembla lo que su corazón le dicta, por
eso, Tu ayuda suplico Señor para poderte decir:
Cristo
mío
Muerte
lenta que no llega
A
pesar de los siglos,
Cristo
mío
Haz
de luz cegadora
Que
alza esplendorosa
Sobre
tus hijos,
Cristo
mio
Manantial
inagotable
De
plegarias de gentes sencillas
De
las gentes de mi tierra,
Cristo
mío
Con
tu rostro agonizante
Mudan
quedan las calles
Y
un halo de muerte y llanto
se
extiende entre tus gentes,
Tu
boca siempre entreabierta
Parece
beber la brisa
Pero
no es aire suficiente
Que
impida tu muerte lenta.
El Cristo de la Salud, rubrica por nuestras calles la gran teología de
la Cruz, en ese vía crucis que a veces se nos hace corto.
Y así te veo Señor en tu Calvario de muerte, sin nada poder hacer,
solo rezar y pedirte ayuda, ayuda para aumentar mi fe, y en esa madrugada
contemplo la luz pálida y fría, del patético silencio con que tus nazarenos te
sostiene en lo más alto del amanecer de El Rubio.
Por tu humildad y amor te entregaste a la muerte sin nada pedir, y de
tu costado manó la Nueva Iglesia, escucha las súplicas de tu pueblo que con
dolor y recogimiento te sigue en este vía crucis, y escucha Señor a este
pregonero, que haciendo suyo el sentir de tu pueblo, te dice:
Cruz es muerte
Llamemos muerte a la vida
Llamemos muerte a la vida
Y
muera yo eternamente
Y
muera crucificado
Y
muera serenamente
En
tu Calvario de lirios,
Humildes,
resplandecientes,
Y
que me traigan contigo
Compañero
de mi muerte
Sigo tras tu caminar Señor, deseando recibir ese algo que hay, y que
solo Tu puedes transmitir y que siempre te pido en mis plegarias, eres ejemplo
de amor, ya que a pesar de Tu condición divina te has despojado de Tu rango
para morir en la Cruz, y te sigue entre rezos y peticiones todo un pueblo que
te pone amor y devoción, pena y vida.
Así es el Miércoles Santo en El Rubio, sonidos, lamentos y silencio. Y
siguiendo este vía crucis por las calles de El Rubio, soportando el frío de la
noche y a veces el cansancio de mi cuerpo, Tu Señor, vas proclamando la verdad
de la vida con la Cruz, instrumento de tu muerte, de tu muerte y pasión, y en
ése momento de tu muerte en el Calvario, no puedo dejar de decir:
El
sol besó tu garganta
La
luna lo iluminó
Y
lloraron los luceros
viendo
al Cristo de la Salud
morir
en un madero
El Cristo de la salud nos revela en Siete Palabras desde el más
difícil vivir de su agonía, cual es la última pobreza de los hombres, y en la
Imagen de su muerte, la sobrecogedora lividez de su rostro, proclama bajo el
firmamento de la madrugada del Miércoles Santo, que El, es la única medida para
la vida del hombre.
Y buscaremos a Cristo, y lo encontraremos en todos los sitios, en el
pensamiento, en los labios, en el corazón de todo el pueblo que esta madrugada
viene a buscarlo y acompañarlo en este vía crucis, y llegará a nosotros con su
poderosa zancada, y al contemplar esa herida en el costado, ese derroche de
amor, el pueblo, volverá a llorar, y en sus labios la oración más grande, el
más sublime acto de fe
Esta imagen patética,sobrecogedora, del Cristo de la Salud recorriendo
las calles de El Rubio en olor de multitud, y que con los brazos extendidos
abarcando a toda la Humanidad, con los ojos vidriosos en su agonía, está
poniendo su espíritu en las manos del Padre.
El vía crucis termina, y con el mi peregrinar por las calles de El
Rubio, pero antes de retirarme Señor, besaré Tu bendito pié, y en silencio,
musitaré una oración de agradecimiento a Ti, por la lección que he recibido,
gracias infinitas te daré.
*****
Y continuando este sueño, el Angel del Cielo me lleva al Jueves Santo,
y a mi mente acuden recuerdos de mi niñez, de mi juventud, ya que mi Hermandad hace su estación de penitencia.
Caminaba penitente por una larga calle, delante de mí la oscuridad de
la noche como una Cruz de Guía, detrás el resplandor lejano del Misterio de
Jesús Nazareno, perdido en una distancia inalcanzable, siento como un rumor de
pasos desde el mismo fondo del silencio, tres golpes de martillo, una vela enarbolada, una cruz que se levanta y una profunda mirada,
un impulso costalero de sus rodillas quebradas; Jesús llega a mí con su andar
poderoso y perfecto, abriendo la noche de este Jueves Santo.
Por fin aparece, su figura impresionante sobre el mullido monte de
claveles rojos, que manos amorosas pusieron días antes, y mecidos por sus
costaleros, pone una nota de ilusión y de fe, la voz del capataz apenas se hace
oír, sus costaleros, con destreza y amor, levantaran a Jesús un sin fin de
veces durante el recorrido, causando admiración a todo el pueblo que le sigue.
Y los recuerdos bullen en mis sueños como una realidad.
¿Cuántos momentos de emoción vividos con los demás cofrades al
acompañarte cada Jueves Santo?
¿Cuántas lágrimas han resbalado por mis mejillas ocultas tras el
antifaz, al verte salir?
¿Cuánta admiración despertabas en mí, cuando aún siendo niño no comprendía
por qué estabas con una cruz?
Y así, un sin fin interminable de interrogaciones, que hoy a veces
buscan la respuesta, y que solo la encuentro Señor, cuando me acero a Ti.
Por eso Señor, cuando mis recuerdos me ponen frente a Tu imagen,
siento el inefable candor de la noche del Jueves Santo, cuando con el arado de
Tu Cruz, abres los surcos más profundo de mi alma.
Y este pregonero, que tantas noches te acompañó en ese camino de
dolor, deseando sembrar de lirios para que a tus pies desnudos sirviera de
alfombra, te dice:
Aunque
sea solo por eso
por
ir contigo esta noche
yo
quiero ser nazareno
y
acompañarte en la calle
con
tu cruz y tu silencio,
para
ver tus manos benditas
abrazadas
al madero,
por
pisar donde tu pisas
para
ablandar ese suelo,
por
quitar una por una
las
espinas que te pusieron,
por
iluminar tu sombra
con
la cera de mis rezos
y
por todos mis pecados
aunque
se que no merezco
ni
caminar a tu lado
aunque
sea solo por eso,
por
ir contigo esta noche
yo
quiero ser tu nazareno.
Porque fue aquí, en El Rubio, donde aprendí Señor a ser tu nazareno, y
cada Jueves Santo me hiere en la memoria de mis recuerdos, la sombra de Tu Cruz
al contemplarte en la Imagen de mis sueños, el largo cayado de esa Sagrada Cruz
apacentando las sombras de la noche, mi Buen Pastor de oscuras madrugadas,
penitente por los estrechos laberintos de mi vida.
Y este pregonero te siente ahora cuando te acercas, racheando el paso
desde la distancia infinita de tu dolor, y mi corazón, escapándose al reclamo
del azahar y la música, vuela tras de Ti, en un infinito deseo de seguirte por
los senderos tenebrosos del dolor y de la muerte, con la esperanza de la
resurrección
Por eso te pido Señor:Llévame Buen Pastor de mi pasión, hacia las
aguas tranquilas de mi alma al amanecer, déjame recostar en la alfombra roja de
tu paso, enséñame a llevar la cruz de cada día, y haz que adquiera de Ti, esa
calidad para ser un buen nazareno, que recoja de Ti, humildad y amor para poder
recorrer las calles de mi pueblo con la pálida luz del cirio o llevando Tu
Cruz.
Y ante Tu patética Imagen Señor, cansado y dolorido por la pesada
carga en tus divinos hombros, y conmovido por el sereno rostro de tu Madre que
te sigue, este nazareno exclama:
En
mis hombros pecadores
llevaría
la dura carga
de
la cruz de mis pecados
por
las calles solitarias,
mi
fuerza sería tu fuerza
mi
espalda sería tu espalda
mis
dolores, tus dolores
y
mis labios, Tu Madre, la Esperanza.
Así camina Jesús por las calles
de mi pueblo, en su majestuoso Trono iluminado por cuatro faroles en las
esquinas, arropado entre dos filas de penitentes haciendo camino con las luces
de sus cirios, y su Madre, la Santísima Virgen de la Esperanza, en ese trono de
amor que es el paso palio, majestuosamente adornado como Ella se merece, preparado
por hermanos que tienen así su penitencia, le acompaña en el camino.
Y todo El Rubio parece como inflamado de un amanecer purísimo y
sobrenatural, cuando la Esperanza entre mil destellos de pureza, aparece mecida
por sus hijos costaleros ante el pueblo que la espera.
El paso palio antes de llegar se presiente, será la aparición del
estandarte, el golpeteo de las bambalinas en los varales,la música cuando le
acompañe, será ese resplandor único de su candelería en la noche oscura, en la
cercanía de una esquina, la que nos indique que estamos en presencia de la
Señora.
En El Rubio con los últimos rayos de un sol mortecino que declina por
los tejados su luz,Ella, en el corazón mismo de El Rubio, entre el perfume de
claveles y gladiolos, eleva los ojos al cielo con ese dulce gesto que le
esculpiera Castillo Lastrucci, presiente que en el sol que se refleja en su
rostro, aletea un rayo de esperanza.
El pueblo al ver a la Virgen, se siente emocionado a igual que este
pregonero, y su emoción estalla con estas palabras:
Después
de verte Esperanza
todo
es posible en El Rubio
que
el sol se abrase en tu rostro
que
la luna se estremezca
al
ver temblar tus mejillas
cuando
lloran las estrellas.
Después
de verte Esperanza
Todo
es posible en El Rubio
Que
se disuelvan contigo
Mis
llantos y mis tristezas
Y
todo el dolor del mundo
En
tu divina presencia
Y Tu mi Virgen, que derramas esperanza a todos los que enTí creen,
dejaste la semilla de la Resurrección en mi pueblo, y este pregonero que tantas
veces iluminó tu camino con el cirio, deseando hacer con mis plegarias camino
de pétalos para tus benditos pies, hoy me rindo a tus plantas, y conmovido por
la ternura de tu mirada, con la pascua infantil de tu hermosura, repicando
aleluyas de azahares en las puertas de la Iglesia, siento que El Rubio, está
habitado por el Espíritu, Señor y Dador de vida, que vuelve todos los años para
hacernos triunfar sobre la muerte.
Y al llegar el momento del encuentro al final de la procesión, este
pregonero que tantos momentos como este ha tenido la suerte de ver, no puede
dejar de contar, lo que escucha decir a un veterano costalero que ya dejó la
trabajadera, a otro, con estas palabras:
Costaleros,
costaleros
que
a la Esperanza vais llevando
poner
los cuerpos derechos
que
ya está entrando.
Tu
Esperanza, vas arriba
Yo
costalero, debajo
Tus
ojos miran al cielo
Los
míos al suelo mirando
Tus
pies desnudos sobre mis hombros
Los
míos sobre el duro suelo
Para
hacerte a Ti un sendero
De
pétalos y claveles blancos,
Por
eso, si algún día al cielo llego,
Y
humilde llamo,
No
te olvides Esperanza,
Que
yo fui
Tu
costalero aquí abajo.
Y así termina la procesión, los pasos dentro de la Iglesia, y allí la
última levantá, penitentes que se descubren los rostros y aparecen los ojos
humedecidos, y en los costaleros sus cuerpos cansados, y mirando los rostros de
Jesús y su Madre, con una muda plegaria, les piden volver otra vez.
Y este nazareno, al que un día encargaron ser pregonero, levanta los
ojos a su Esperanza, y se entrega en una última confesión:
Hoy
soy el pregonero
Reina,Madre
y Capitana
Y
con una pena me quedo,
Que
han pasado los años
Y
no fui tu costalero.
*****
¡
Todo está consumado!
Así quiero terminar mi pregón. Dejadme ahora que sea mi oración y mi
recuerdo, los únicos costaleros de este último día de procesión en mi pueblo,
Viernes Santo.
Y que sobre el costal de mis labios y al compás de mis palabras,
levantando la ternura quebrada del Stmo, Cristo Yacente, lo deposite emocionado
y conmovido por la nostalgia del Viernes Santo, en el Sagrado Corazón de mi
Virgen de los Dolores.
Ha muerto el Rey de la gloria, ha sido redimida toda la humanidad, la
muerte venció a la muerte.Cristo ha muerto, su cuerpo rígido es llevado por sus
costaleros, y en su bello rostro, aparece la expresión de la muerte.
Cada Viernes Santo al presenciar estas escenas que representan esta
Hermandad, un nudo en mi corazón se hace, y creo ver lágrimas en los ojos de
esos rostros ocultos de sus penitentes enlutados, y me viene a la memoria, los
recuerdos amargamente vividos cuando alguien querido se nos va.
Siguiendo al Angel de mi sueño, me lleva a la noche del Viernes Santo,
donde solo se oye el doloroso rumor de los costaleros tras la silenciosa
comitiva de cirios encendidos que escoltan la patética escena de Cristo
Yacente, y detrás, como si de un doliente capataz se tratara, estaba Ella,
mandando a la misma muerte, en la más difícil chicotá de todas las Semanas
Santas, y no había otra voz que su mirada, para que el bendito cuerpo de su
Hijo, no lo rozaran ni el llanto del rocío, ni el frío de la madrugada.
¡ Y así se entra en el Cielo, me dijo el Angel!,Ella da las órdenes
precisas, sin una voz, pero que allí arriba tampoco se mueve una estrella,
cuando el alma de un hijo costalero va subiendo desde el calvario de la tierra
a la celeste altitud de sus brazos.
Su propia abvocación genera en mi ánimo reacciones diversas, de
serenidad, de congoja, de honda pena, de conmiseración en sus dolores, de
confortamiento, de fortaleza.
Y ante mí, camina el fúnebre cortejo, el cielo enluta su aire fresco y
mi corazón se acongoja al ver a la Virgen de los Dolores, pasar por ese duro
trance de su vida, ver a su Hijo muerto, y en mis oídos suenan unas palabras,
que sin saber de donde viene, dice así:
Que
no quiero ver llorar
a
la que fue concebida
sin
pecado original
Durante el recorrido despierta el fervor de los rubeños, que la siguen
sin cansancio por el dédalo de sus calles, como queriéndola distraer con la
expresión de su cariño, para que su dulce y compasiva mirada de Madre, no se
cruce con el cortejo donde va su Hijo.
Su manto, y su palio bordado, convierten su Trono en dorada hoguera,
cerrado por varales y candelabros de plata, en una escala ascendente de
fulgores que sirve de imán de atracción para admirar su bello rostro, entre
blondas de su tocado, y sus ojos que lloran de pena amarga, bajo la corona que
ciñe su frente.
El pueblo entero acompaña el cortejo, y con infinita devoción a la
Virgen de los Dolores, piropean por donde pasa de esta manera:
La
Virgen de los Dolores
con
su belleza lozana
es
nazarena de amores
que
su pueblo la aclama,
La
Virgen de los Dolores
camino
de la plaza
va
llorando emocionada
con
los piropos que le lanzan.
Y Tu, Virgen de los Dolores, que puedes llevar en tu semblante con la
entereza de una madre dolorida, todo el sufrimiento de la Pasión de tu Hijo y
de los hombres, vas acompañada por el lamento del pueblo en este duelo, eres
ejemplo de dolor y de madre, y en tu bello rostro un gesto de gratitud esboza
hacia todo el pueblo que te acompaña, y este pregonero que la emoción embarga,
ante la Virgen de los Dolores exclama:
Sola
y triste con tu pena
sola
y triste Madre buena
sola
y triste Virgen mía
te
dejaron sin piedad,
porque
tu Hijo yace muerto
y
Tu no le puedes resucitar.
Y continúa el cortejo, la expresión de dolor de la Stma. Virgen es
fiel reflejo de lo que su corazón siente, y ante este dolor y soledad, este
pregonero recuerda con nostalgia, esa exquisita tradición de acompañar a la
Madre, con señorío y elegancia de las mujeres rubeñas, engalanadas con la
mantilla negra. Así camina entre el dolor y angustia de los rubeños el fúnebre
cortejo, Cristo va camino del sepulcro, y quedarán momentáneamente encerradas y
tapadas con una loza, el dolor y esperanza de María, y la Virgen angustiada y
dolorida, camina detrás, su corazón desgarrado por el dolor, sin luz porque
llora el sol, sin voz porque muere el
Verbo.
Y llegado el encuentro, sus costaleros soportando el divino peso,
acercan el Hijo a su Madre, y este pregonero, ante esta impresionante escena,
exclama:
Ante
ti va muerto
sangre
de tu sangre, Madre
entre
cirios y claveles
de
la Iglesia sales
con
tu paso lento
Viernes
Santo, por la tarde
entre
la vida y la muerte
sufre
martirio delante
y
tu sufres Madre
por
no poder ayudarle,
entre
la tarde y la noche
te
lanzan vivas al aire
y
entre el gentío, Madre
vas
recorriendo las calles,
siete
heridas en tu pecho
siete
claveles que se abren,
siete
gotas de rocío
Siete
lágrimas de Madre.
Tu, Virgen de los Dolores, no hay otra como Tú, capaz de soportar sin
marchitarse la escarcha de tus lágrimas, que no hay otra como Tu, capaz de soportar en tu corazón todo el sufrimiento
tras Tu Hijo muerto, porque solo en Ti, puedo ver cada Viernes Santo en la azucena piadosa de tu
bello rostro, la serena resignación de tu dolor, y me enseñas con tu celestial
mirada, la más preciosa lección de amor y caridad.
Y las lágrimas de las gentes de mi pueblo, que le reza a la Virgen más
dolorida, la que lleva en el precioso Trono de su semblante, el sollozo contenido
de todos los dolores de la Tierra.
Esta noche, El Rubio busca a la Virgen, y en la oscuridad la silueta de su Trono aparece, que el frío
de la noche copiará su Imagen, para que el suave vientecillo le entregue, en
toda su ternura y dolor, a la devoción de mis gentes.
Y el pueblo agradecido, sintiéndose protegido bajo la piadosa mirada
de la Virgen, y con un deseo infinito de coronarla como premio a su dolor, le
dice:
Por
los cielos de El Rubio
vuelan
palomas llorando
porque
en El Rubio
se
va a coronar al llanto,
en
las puertas de las casas
hay
niños llorando
piden
lágrimas al viento
para
tejer con sus manos
una
corona de llanto,
y
le piden a la aurora
reflejos
de luz dorados
y
al altar del firmamento
sus
luceros abrazados,
y
a San Pedro, un milagro:
que
las lágrimas del viento
se
vuelvan palmas en sus manos
para
tejerle a la Virgen
una
corona de llanto.
En este día de luto, parecerá como si El Rubio cubriera sus calles con
alfombras de dolor, y crespones negros se harán en los enrejados de sus casas.
Ya entró la cofradía, y en mi corazón vibra la emoción de la última
levantá, y la Virgen, descuajada la cera y humeante, me parece ver que asoma a
su rostro dolorido la sonrisa de agradecimiento al pueblo que la acompañó,sus
penitentes, con el reflejo del cansancio en sus ojos, se enjugan las lágrimas,
y sus costaleros se abrazan entre ellos emocionados, y a buen seguro que la
Virgen pedirá a su Hijo, que vuelvan a estar juntos de nuevo.
Y a Ti Señor, cuando contemplo tu bendito Cuerpo Yacente, tengo que
sacar fuerzas de mi propia flaqueza para enfrentarme sin más al final de la
Pasión, y de esta forma, con la impresionante imagen de Cristo en la Urna, será
la culminación y éxtasis de nuestras Procesiones, en la que mi alma cofradiera
fue la protagonista de estas vivencias.
*****
Y mucho hemos de tranquilizarnos, cuando el Domingo de Resurrección el
repicar de las campanas de la Iglesia nos proclame la Gloria del Resucitado.
La resurrección de Cristo es el acontecimiento que da sentido salvador
a la muerte en la cruz de Jesús, el Misterio de la Gloria sucede al de la cruz,
muerto y resucitado significa que vive en el esplendor de su gloria en el
cielo, y en presencia eucarística y sacramental entre nosotros.
Y siendo así, todos tenemos que alegrarnos, porque la Resurrección de
Cristo, es garantía de nuestra propia resurrección.
*****
DESPEDIDA
Desde el privilegio que me otorga este sitial, quiero hacer un
llamamiento al corazón cofrade de las gentes de El Rubio, para que a partir de
ahora, empiece a vivir esta hermosa tradición, que es la del Pregón de Semana
Santa.
Y no quiero terminar este pregón, sin hacer un recuerdo de los días
tan hermosos que vive mi alma cofradiera, y que dentro de pocos días, todo El
Rubio podrá vivir también.
Si hermoso es el Domingo de Ramos, cuando desde las puertas de la
Parroquia, como si de las puertas de Jerusalén se tratara, acompañamos a Jesús
triunfante.
También lo es la madrugada del Miércoles Santo, en la que al amor del
Cristo de la Salud, nos unimos en un dolorido silencio en el Calvario.
Y la tarde del Jueves Santo, en el que El Rubio, convertido en un
torrente imparable de fe, suplica perdón y ayuda a la majestuosa Imagen de
Ntro. Padre Jesús Nazareno.
Y también hermoso el Viernes Santo, cuando todo el pueblo conmovido
por el dolor de la Stma. Virgen de los Dolores, no deja de gritarle un te
quiero emocionado.
Y el Domingo de Resurrección, día de alegría, Cristo resucita
triunfante de entre los muertos, y nos deja señalado el camino de nuestras
vidas aquí en la tierra.
De esta forma, como todo resulta hermoso en la Semana Santa, me viene
a la memoria la frase de un famoso escritor que dijo”El vacío de algo bueno,
solo puede llenarse descubriendo algo mejor”, por eso tenemos que intentar que
nuestra Semana Santa no sea solo belleza y alegría, sino también a la vez, debe
ser ejemplo de amor y penitencia.
No me importa que mi pregón quede como algo pasajero, que mis palabras
queden como mera anécdota, pero lo que sí es cierto, es que sois vosotros
rubeños, los que vais a pronunciar el mejor de los pregones, el pregón de
vuestra fe, el pregón de vuestro amor, el pregón de vuestro entusiasmo.
Hoy hubiera querido ser premio Nobel de literatura, para poder ofrecer
la más bella rima cofradiera, al mismo tiempo deseo ser, antecesor válido para
aquellos que en el futuro ocupen este lugar.
Y así pasa otra Semana Santa en el corazón enamorado de las
Hermandades de El Rubio, en la fuerza y el costal de su juventud, en las Juntas
de Gobierno y en el trabajo de cada día, en el paciente celo callado de sus
camareras, en la tierna imagen de sus niños derramando la cera al lado de la
cruz.
Y mi recuerdo emocionado a mi
querido amigo José María, con el que apenas tuve tiempo de compartir las
vicisitudes de este pregón, porque un buen día, su Virgen, como él decía,
decidió tenerlo a su lado, y a buen seguro que hoy goza de la Gloria Eterna, y
que este año fundirá Allí arriba una cera que nunca se acaba, y la colocará en
los candeleros de las celestiales anda de su Virgen de los Dolores, y estoy
seguro que hoy, está disfrutando como si estuviera entre nosotros, por eso
quiero con el permiso de todos ustedes, dedicarle mi pregón.
Aquí queridos cofrades, amigos todos, os doy las gracias por la
paciencia que habéis tenido en escucharme, y así termino mi pregón, que sale
como una nave de mi alma cofradiera cargada de sentimientos y devociones, y
espero que llegue al puerto de vuestros corazones, y eche en ellos, el ancla
del recuerdo emocionado.
Así
quiero decirle a todo El Rubio
roto
ya por la emoción
que
aquí termino este sueño,
y
con el, mi pregón.
He dicho,
*****
NOTA DEL PREGONERO
Mi
sincero y eterno agradecimiento para todos aquellos cofrades que me ayudaron en
la elaboración de este pregón, y muy especialmente a los pregoneros de
Sevilla,Córdoba, Estepa y Puente-Genil, cuyos pregones me sirvieron para poder
sacar a la luz todo lo que he pregonado.
Muchas
gracias.
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