miércoles, 13 de mayo de 2015

1995-I PREGÓN DE PASIÓN. Francisco Jesús Jiménez Reina

 Pronunciado por  Don Francisco Jesús Jiménez Reina.

 Presentado por Don José María Ortiz Caballos.

 Parroquia Nuestra Señora del Rosario.

 EL RUBIO, SEMANA MAYOR 1995


I PREGÓN DE PASIÓN

PREGON DE SEMANA SANTA. 1.995



EL RUBIO



PREGONERO: FRANCISCO JESUS JIMENEZ REINA.




SALUDOS


                                               SUPLICA



                                              RECUERDOS



HERMANDANDES Y FAMILIA


MARIA


SUEÑOS


DESPEDIDA





SALUDOS



Sr.Cura Párroco
Sr. Alcalde
Sres. Hnos, Mayores
Señoras,Señores
Rubeños, cofrades y amigos todos



Cuando el año pasado una representación de las Hermandades de El Rubio, me propusieron ser el pregonero de esta Semana Santa, no he dejado de pensar cual sería el tema de mi pregón.

Complicada tarea la que me propusieron, y que yo acepté, más como un servicio a nuestra comunidad cofrade, que a superar un reto.

Difícil  trance el del pregonero al tener que buscar, queridos amigos, el hilo conductor de su pregón, al tener que elegir una idea y un camino que le lleve a cumplir su cometido, pregonando lo que debe pregonar, y suscitar a la vez, el fervor y vibración del auditorio.

Desde niño pertenezco a la Ilustre y Fervorosa Hermandad  de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María Santísima  de la Esperanza, y a lo largo de estos años, a igual que otros muchos miembros de la Hermandad, la he servido en todos los menesteres que ha sido preciso, incluso ocupando el cargo de Hermano Mayor, y aprovecho esta ocasión para tener un recuerdo lleno de afecto y agradecimiento para todos los Hermanos Mayores que me han precedido en esta enorme responsabilidad, a todos ellos les quedo muy agradecido.

No me cabe la menor duda, que a igual que yo, todo el que pertenece a cualquier Hermandad en El Rubio, tiene un sentimiento muy especial hacia sus Sagrados Titulares.

Mi pregón ha de ser, la sencilla visión de mi espíritu cofradiero de esos días de desfile procesional por las calles de El Rubio y yo, que nunca pude ser costalero, serán ellos con sus pasos rítmicos, doloridos y acompasados, los que proclamen mi pregón.

Dicho queda y de corazón lo afirmo, que no es pregonero quien mejores palabras dice, sino quien mayores sentimientos tiene.

Por eso no sería auténtica mi gratitud, si con ella no renovara mi disposición convencida a la Iglesia.

Y no sería fiel mi reconocimiento, si con este pregón, no sellara mi compromiso cofrade de las devociones que proclamo.

Y si no tuviera un recuerdo para todos los que me ayudaron con sus consejos y oraciones, a la confianza de las Hermandades que tan grato trabajo me encargaron, a la amistad de los cofrades, y de todos los rubeños.

Y si no tuviera un recuerdo para todos los hermanos de nuestras Cofradías y que hoy, por desgracia no están entre nosotros, que vistieron por última vez su túnica nazarena para entrar en la eternidad merecida de la Gloria.

Y a vosotros Hermanos Mayores aquí presentes, mi gratitud porque estoy seguro de que estáis cuidando y mimando el gran bien de que sois depositarios, porque a mí también me correspondió vivirlo:

Cuando todo Hermano Mayor ha de sentir en su pecho, el acto de generosidad que supone para una Hermandad, entregar al fervor del pueblo lo que durante todo un año tan celosamente ha custodiado.

Y mi recuerdo a capataces y costaleros, todos hermanos de sus Cofradías, que hacen posible la salida de sus titulares en una ejemplar estación de penitencia, mi recuerdo y agradecimiento a ellos que eligieron la penitencia más difícil, la trabajadera, pero sin duda alguna la más hermosa, no en balde, sobre sus hombros tienen el privilegio de llevar al Hijo de Dios y a su Madre.

Y mi recuerdo a los más pequeños, que visten la túnica de sus Hermandades a igual que sus padres cuando contaban su edad, de esta forma se hará la cantera de los futuros cofrades, y serán ellos, estoy seguro, los que mantengan vivas las benditas tradiciones de nuestra Semana Santa, de nuestros cultos, de nuestras procesiones, y como no, de nuestros pregones que de sus labios escucharemos en el futuro, y que a buen seguro, dejará a escasa altura el de este humilde pregonero.

Y también mis recuerdos, para esas personas de todo el pueblo conocidas y que sin pedir nada a cambio, incluso dejando a veces sus propias ocupaciones y quitando tiempo a su descanso,dedican gran parte de su vida a servir a sus Hermandades sin afán de protagonismo.

Y si no agradeciera enormemente a quién ha hecho mi presentación con esas palabras tan hermosas.

Y si no le diera las gracias infinitas  a mí Virgen de la Esperanza, que iluminó mi corazón para hacer el buen dictado de este pregón.

Por último, mi Esperanza que navegando por los ríos de mi vida, y El Rubio, que me dio el don precioso de  ser su pregonero, hoy, me arrodillo a los pies de la Santísima Virgen del Rosario, proclamo mi suprema emoción y orgullo, por tener la inmensa alegría de ser, sencillamente el pregonero de El Rubio.

    
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SUPLICA




     Bendita seas Rosario 

Bendita tú Dolores

      Bendita tú Auxiliadora

 Bendita tú Carmen

      Bendita tú Inmaculada

Bendita tú Esperanza, Virgen de mis devociones,

A vosotras me encomiendo en cuerpo y alma

Y quiero pediros la ayuda que necesito
Para llevar a buen puerto esta nave cofradiera
Convertida en mi pregón.

Concédeme virgen mía, la fuerza que me falta,
Concédeme Señora, la templanza en la lectura,
La firmeza en la plegaria.

Siento que mi cuerpo se llena de energía
Bajo tu hermosa mirada
Que dio sentido a mis días,
Por eso, quiero empezar este pregón
Rindiéndote pleitesía:

Gracias Virgen de la Esperanza
Por las gracias recibidas
Gracias Virgen de mi alma
Por ser mi musa y mi guía.
Dios te salve Reina y Madre
Dios te salve Virgen María.


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RECUERDOS




Empieza la Cuaresma y se palpa en el ambiente que pronto estaremos en Semana Santa.Las Hermandades organizan sus cuartelillos, lugar de reunión de sus cofrades, de grupos de amigos, fomentando de esta forma, las clásicas tertulias cofradieras.

Los costaleros empiezan los ensayos donde acuden otros jóvenes llamados por el interés que despierta en ellos eso de ser costalero, algunos piden un sitio en la trabajadera para probar su fuerza, otros consiguen de un costalero veterano que le ceda su puesto cuando se retire, y de esta forma le entra ese gusanillo de ser costalero, quedando así vinculado a la Hermandad.

Cuando se acerca  la Semana de pasión, el trasiego que hay en la Iglesia cuando se preparan los pasos, la preocupación de los Hermanos  Mayores y demás responsables de la Hermandad para que todo quede bien hecho, yendo incluso por la noche para poder terminar a tiempo.

Esos niños cofrades, que en la inocencia de su corazón les piden a sus madres con bastante tiempo de antelación, que le tenga preparada su túnica para ser penitente de la Sagradas Imágenes de su devoción.

El revuelo que se forma el mismo día de la procesión, cuando la banda de cornetas que acompaña a la Hermandad ese día hace el clásico pasacalle, levantando ilusión no solo entre la niñería, sino también en los mayores ansiosos de escuchar esa música que solo la oyen de año en año.

El pueblo está deseando ver las procesiones, y acompañar sea de penitencia o no, esas magníficas Imágenes de las que El Rubio tiene que sentirse orgulloso de tener, al mismo tiempo pueden ver el esfuerzo de los costaleros, que hacen verdaderas maravillas con ese dulce peso en sus hombros, arrancando aplausos y vítores de los que los contemplan, y causando en los niños efectos de admiración, hasta tal punto, que algunos cuando son mayores quieren ser costaleros.

De esta forma, El Rubio que ha esperado todo un año, se encuentra con el Domingo de Ramos, que irrumpe en nuestras vidas y quedamos cautivados por las emociones que intuimos vamos a vivir.

El Domingo de Ramos cuando acudimos a la Iglesia, nos damos cuenta que empieza la Semana Santa, y de esta forma, quedamos apresados entre sus mallas de cera y de fe.

Ya está aquí, y en nuestras mentes empiezan a bullir imágenes del recuerdo, imágenes que nos acercan a las cruces de guías de nuestras Hermandades, que toma cuerpo en el de los penitentes que visten sus túnicas, y que durante unas horas, oculto sus rostros bajo el sofoco mortificante del antifaz, entablan un dialogo con el mismo Dios.

Ya está aquí rubeños, ya es una realidad, ya la Semana Santa que esperamos en una tensa vigilia de cultos, de protestaciones de creencias y de anhelos generosos por ver dogmáticamente definidas nuestras piadosas Imágenes, ha dejado de ser un deseo, y se convierte en realidad.


La Semana Santa trae un mensaje de alegría al corazón de cada rubeño, proclamado en la figura de María, que en adviento es su Esperanza y Dolores en su pasión, corazón de su Iglesia que empieza a latir en la semana de Pentecostés.


Todas las Semanas Santas delante de cualquier paso de misterio, ante el dolor y la sangre de Cristo, ante las lágrimas benditas de su Madre, el rubeño estrena un corazón nuevo, un corazón que estallará en surtidores de alegría cuando por el testimonio de su Fe nazarena, proclame en el clamor de nuestras calles, la buena noticia de nuestra salvación.


Afloran a mi mente recuerdos muy lejanos, de cuando aún siendo niño empecé a ser penitente en mi Hermandad, cuando las procesiones salían a altas horas de la noche, cuando con mucha frecuencia llovía durante la procesión, y teníamos que aligerar el paso para guardarnos de la lluvia, cuando la antigua Banda de Romanos acompañaban a Nuestro Padre Jesús Nazareno en su monte rojo de claveles.


Cuanta admiración he sentido siempre de esos hermanos que llegada la fecha de celebrar los cultos, tiene como misión la de preparar a sus Sagradas Imágenes, que suerte la de ellos, al poder contemplar tan de cerca sus bellos rostros, pareciendo a veces que mantienen una muda conversación solo con sus miradas.

Y así, un sin fin de recuerdos que resultaría muy laborioso detallar, fueron simientes para que nacieran en mi estos sentimientos cofradieros  que son orígenes  para este pregón. 


*****




HERMANDADES Y FAMILIA



Las Hermandades, además de su fin peculiar de culto público, deben asumir las responsabilidades propias de la Iglesia, según se vayan presentando en el mundo donde vivimos, hasta mirar a nuestro alrededor para comprobar cuantas necesidades existen.

Debemos tener en cuenta, que la práctica de la caridad cristiana es uno de los valores más profundo que deben vivir las Hermandades, así sus miembros vivieran el mensaje central de Jesús, la caridad. Las Hermandades están llamadas a aliviar la miseria de los que sufren, si no con lo necesario, si al menos con lo imprescindible, no se trata de dar, sino de darse.

La estación de penitencia de nuestras Hermandades, va teniendo año tras año el sentido que debe tener como un acto de culto más, y el gran número de hermanos que la realizan y la calidad consolidada de los mismos, llevan a magnificar esta protestación pública de fe por las calles de El Rubio.

Está claro que muchas de las vivencias que pertenecen al mundo más íntimo de las Hermandades, van a reflejar la influencia enormemente importante de la familia en el mundo de la fe, y más concretamente en el mundo de las cofradías. Ciertamente las Hermandades tienen una profundísima base familiar, y esto es una realidad tan evidente, que apenas necesita explicación.

Cuando el matrimonio vive la fe a través de una cofradía, inculca a sus hijos las verdades del cristiano, le enseña a conocer a los Titulares de su Hermandad, que duda cabe, que teñirá todas sus enseñanzas con los colores y caracteres propios de su cofradía, de tal forma, que las Imágenes de su veneración pasará a ser la imagen mental de esa realidad que es Cristo, y cuya imagen tomará como referencia a lo largo de su vida.

Las familias integradas en las cofradías, reciben y participan con frecuencia en los Sacramentos, sobre todo en aquellos que suponen hitos importantes en sus vidas, son momentos que dejan profundas huellas, y que a veces se convierten en recuerdos imborrables, como pueden ser el bautismo o el matrimonio, por eso, es necesario, que la fe que públicamente manifestamos, tenga un verdadero compromiso cristiano con nuestra sociedad, con nuestro pueblo.

También las Hermandades han de tener en cuenta, que lejos de esa visión parcial como meras organizadoras de una Semana Santa esplendorosa, o como simples depositarias de una costumbre populares, tienen en el mundo de nuestros días una labor importantísima y enorme.

*****



MARIA



¡ Y como se puede concebir un pregón sin hablar de la Madre de Cristo!

Yo desde luego no lo concibo.

Este pregón resultaría huérfano si la figura de María no fuera mencionada en sus páginas y yo, que me reafirmo en las devociones que proclamo, no puedo por más que dedicarle estas palabras.

La Anunciación es el vehículo que introduce a María en el Misterio de Cristo” Alégrate, llena de gracias, el Señor es Contigo”, fueron las palabras del Arcángel San Gabriel. En la Abvocación de Ntra. Sra. Del Rosario, meditamos el profundo significado de aquellas extraordinarias palabras “llena de gracia” recibiendo la bendición especial de Dios, a través de “bendita entre todas las mujeres”.El saludo y el nombre de “llena de gracia” se refieren ante todo la elección de María como Madre del Hijo de Dios, e indica la gracia sobrenatural  de la que se benefició María, al ser elegida y destinada a ser Madre de Cristo.

Por la fe de María en la Anunciación, se inicia la nueva Alianza, María creyó que se convertiría en Madre de Cristo, por eso la Santísima Virgen bajo la abvocación de la Esperanza, se presenta para el hombre de hoy como el gran reto a las contínuas ofertas materialistas en las que nos movemos hoy día en nuestra sociedad, vivir en la esperanza, supone optar por el camino del Evangelio, y a través de ese camino, tenemos garantía de éxito.

El hombre moderno ha sustituido la esperanza por el conformismo, y es cierto, esto último no necesita esfuerzo, mientras que la esperanza lleva a la acción.

Bajo las abvocaciones de Dolores y Esperanza de Ntra. Señora, se cierra un contenido de experiencias en la vida de las personas, y ante lo que no cabe correr un tupido velo de indiferencia, como si fuese algo pasajero o afectase a una minoría, por eso, al cristiano se le exige una mayor atención y ocupación, nunca el conformismo y despreocupación. Por medio de la fe, María participa del dolor de Cristo, y en su Esperanza y Dolor se cumplen las palabras del anciano Simeón “ Y a ti misma una espada te atravesará el alma”.Con esta perspectiva, es fácil imaginar los ojos tristes de María, viendo crecer a su Hijo y recordando los anunciados tormentos.

Posiblemente no le quedarían lágrimas a la Virgen, cuando su Hijo muerto es bajado de la cruz y puesto en sus brazos, y así, la Madre inundada de dolor, tiene a su Hijo de nuevo en su regazo, y en ese durísimo instante, a María se le haría muy presente la profecía de Simeón, pero ya no era una espada, sino siete, las que laceraban su corazón de madre.

María sola en el Calvario, nada la sostiene ya, sino la sola esperanza de la fe, y desde el Calvario nos ofrece la autenticidad del mensaje salvador de su Hijo.

Cabe pensar que la Virgen se retiraría a esperar la llamada de Dios, consciente del importante papel que había asumido y desempeñado, sin duda su corazón destrozado y roto por tan gran dolor, encontraría alivio con la realidad incuestionable y cierta de la Resurrección, que constituye la base de toda fe cristiana, nosotros podemos ver y convencernos de que la vida y obra de la Stma. Virgen, son un auténtico prodigio, ya que con su generosidad y su fe, nos enseñó donde están, el camino, la verdad, y la vida.




*****



SUEÑOS


Ya se presiente en El Rubio a nuestras Hermandades en las calles, sus santos, sus penitentes y el olor a incienso que se cuela por todas partes, y mi alma cofradiera como si del cuerpo cansado de un costalero se tratara, cae en un profundo sueño y conducida por un Angel de cielo me hace recordar, los momentos vividos que les voy a relatar.

Mis recuerdos me llevan a la madrugada del Miércoles Santo, donde la Hermandad del Cristo de la Salud se dispone a empezar el vía crucis de su estación de penitencia.

Y allí me encuentro, en la oscuridad de la noche, iluminado por las débiles luces de los cirios, deseando contemplar tu rostro Señor, te sigo por ese vía crucis por las calles de El Rubio, conjuntando mis plegarias a todos los que te acompañan.

Y el pueblo te sigue en silencio, con recogimiento, solo se oye el ruido del tambor y murmullos de rezos y cantos, de su pueblo penitente y cofrade ansioso de recibir tu celestial bendición.

El Cristo de la Salud proclama a través de su pueblo penitente, que El mismo venció a la muerte, solo así, desde este prisma cenital, se hace posible que la Cruz termine en Resurrección, y es que ese tránsito misterioso de la muerte a la vida, solo es posible pasando por la Cruz, que transforma, redime y salva.

Y la voz de este pregonero tiembla lo que su corazón le dicta, por eso, Tu ayuda suplico Señor para poderte decir:

Cristo mío
Muerte lenta que no llega
A pesar de los siglos,
Cristo mío
Haz de luz cegadora
Que alza esplendorosa
Sobre tus hijos,
Cristo mio
Manantial inagotable
De plegarias de gentes sencillas
De las gentes de mi tierra,
Cristo mío
Con tu rostro agonizante
Mudan quedan las calles
Y un halo de muerte y llanto
se extiende entre tus gentes,
Tu boca siempre entreabierta
Parece beber la brisa
Pero no es aire suficiente
Que impida tu muerte lenta.

El Cristo de la Salud, rubrica por nuestras calles la gran teología de la Cruz, en ese vía crucis que a veces se nos hace corto.

Y así te veo Señor en tu Calvario de muerte, sin nada poder hacer, solo rezar y pedirte ayuda, ayuda para aumentar mi fe, y en esa madrugada contemplo la luz pálida y fría, del patético silencio con que tus nazarenos te sostiene en lo más alto del amanecer de El Rubio.

Por tu humildad y amor te entregaste a la muerte sin nada pedir, y de tu costado manó la Nueva Iglesia, escucha las súplicas de tu pueblo que con dolor y recogimiento te sigue en este vía crucis, y escucha Señor a este pregonero, que haciendo suyo el sentir de tu pueblo, te dice:


Cruz es muerte
Llamemos muerte a la vida
Y muera yo eternamente
Y muera crucificado
Y muera serenamente
En tu Calvario de lirios,
Humildes, resplandecientes,
Y que me traigan contigo
Compañero de mi muerte

Sigo tras tu caminar Señor, deseando recibir ese algo que hay, y que solo Tu puedes transmitir y que siempre te pido en mis plegarias, eres ejemplo de amor, ya que a pesar de Tu condición divina te has despojado de Tu rango para morir en la Cruz, y te sigue entre rezos y peticiones todo un pueblo que te pone amor y devoción, pena y vida.

Así es el Miércoles Santo en El Rubio, sonidos, lamentos y silencio. Y siguiendo este vía crucis por las calles de El Rubio, soportando el frío de la noche y a veces el cansancio de mi cuerpo, Tu Señor, vas proclamando la verdad de la vida con la Cruz, instrumento de tu muerte, de tu muerte y pasión, y en ése momento de tu muerte en el Calvario, no puedo dejar de decir:

El sol besó tu garganta
La luna lo iluminó
Y lloraron los luceros
viendo al Cristo de la Salud
morir en un madero

El Cristo de la salud nos revela en Siete Palabras desde el más difícil vivir de su agonía, cual es la última pobreza de los hombres, y en la Imagen de su muerte, la sobrecogedora lividez de su rostro, proclama bajo el firmamento de la madrugada del Miércoles Santo, que El, es la única medida para la vida del hombre.

Y buscaremos a Cristo, y lo encontraremos en todos los sitios, en el pensamiento, en los labios, en el corazón de todo el pueblo que esta madrugada viene a buscarlo y acompañarlo en este vía crucis, y llegará a nosotros con su poderosa zancada, y al contemplar esa herida en el costado, ese derroche de amor, el pueblo, volverá a llorar, y en sus labios la oración más grande, el más sublime acto de fe

Esta imagen patética,sobrecogedora, del Cristo de la Salud recorriendo las calles de El Rubio en olor de multitud, y que con los brazos extendidos abarcando a toda la Humanidad, con los ojos vidriosos en su agonía, está poniendo su espíritu en las manos del Padre.

El vía crucis termina, y con el mi peregrinar por las calles de El Rubio, pero antes de retirarme Señor, besaré Tu bendito pié, y en silencio, musitaré una oración de agradecimiento a Ti, por la lección que he recibido, gracias infinitas te daré.


*****



Y continuando este sueño, el Angel del Cielo me lleva al Jueves Santo, y a mi mente acuden recuerdos de mi niñez, de mi juventud, ya que  mi Hermandad hace su estación de penitencia.

Caminaba penitente por una larga calle, delante de mí la oscuridad de la noche como una Cruz de Guía, detrás el resplandor lejano del Misterio de Jesús Nazareno, perdido en una distancia inalcanzable, siento como un rumor de pasos desde el mismo fondo del silencio, tres golpes de martillo,  una vela enarbolada,  una cruz que se levanta y una profunda mirada, un impulso costalero de sus rodillas quebradas; Jesús llega a mí con su andar poderoso y perfecto, abriendo la noche de este Jueves Santo.

Por fin aparece, su figura impresionante sobre el mullido monte de claveles rojos, que manos amorosas pusieron días antes, y mecidos por sus costaleros, pone una nota de ilusión y de fe, la voz del capataz apenas se hace oír, sus costaleros, con destreza y amor, levantaran a Jesús un sin fin de veces durante el recorrido, causando admiración a todo el pueblo que le sigue.

Y los recuerdos bullen en mis sueños como una realidad.

¿Cuántos momentos de emoción vividos con los demás cofrades al acompañarte cada Jueves Santo?

¿Cuántas lágrimas han resbalado por mis mejillas ocultas tras el antifaz, al verte salir?
¿Cuánta admiración despertabas en mí, cuando aún siendo niño no comprendía por qué estabas con una cruz?

Y así, un sin fin interminable de interrogaciones, que hoy a veces buscan la respuesta, y que solo la encuentro Señor, cuando me acero a Ti.

Por eso Señor, cuando mis recuerdos me ponen frente a Tu imagen, siento el inefable candor de la noche del Jueves Santo, cuando con el arado de Tu Cruz, abres los surcos más profundo de mi alma.

Y este pregonero, que tantas noches te acompañó en ese camino de dolor, deseando sembrar de lirios para que a tus pies desnudos sirviera de alfombra, te dice:

Aunque sea solo por eso
por ir contigo esta noche
yo quiero ser nazareno
y acompañarte en la calle
con tu cruz y tu silencio,
para ver tus manos benditas
abrazadas al madero,
por pisar donde tu pisas
para ablandar ese suelo,
por quitar una por una
las espinas que te pusieron,
por iluminar tu sombra
con la cera de mis rezos
y por todos mis pecados
aunque se que no merezco
ni caminar a tu lado
aunque sea solo por eso,
por ir contigo esta noche
yo quiero ser tu nazareno.


Porque fue aquí, en El Rubio, donde aprendí Señor a ser tu nazareno, y cada Jueves Santo me hiere en la memoria de mis recuerdos, la sombra de Tu Cruz al contemplarte en la Imagen de mis sueños, el largo cayado de esa Sagrada Cruz apacentando las sombras de la noche, mi Buen Pastor de oscuras madrugadas, penitente por los estrechos laberintos de mi vida.

Y este pregonero te siente ahora cuando te acercas, racheando el paso desde la distancia infinita de tu dolor, y mi corazón, escapándose al reclamo del azahar y la música, vuela tras de Ti, en un infinito deseo de seguirte por los senderos tenebrosos del dolor y de la muerte, con la esperanza de la resurrección

Por eso te pido Señor:Llévame Buen Pastor de mi pasión, hacia las aguas tranquilas de mi alma al amanecer, déjame recostar en la alfombra roja de tu paso, enséñame a llevar la cruz de cada día, y haz que adquiera de Ti, esa calidad para ser un buen nazareno, que recoja de Ti, humildad y amor para poder recorrer las calles de mi pueblo con la pálida luz del cirio o llevando Tu Cruz.

Y ante Tu patética Imagen Señor, cansado y dolorido por la pesada carga en tus divinos hombros, y conmovido por el sereno rostro de tu Madre que te sigue, este nazareno exclama:


En mis hombros pecadores
llevaría la dura carga
de la cruz de mis pecados
por las calles solitarias,
mi fuerza sería tu fuerza
mi espalda sería tu espalda
mis dolores, tus dolores
y mis labios, Tu Madre, la Esperanza.

Así camina Jesús por las calles de mi pueblo, en su majestuoso Trono iluminado por cuatro faroles en las esquinas, arropado entre dos filas de penitentes haciendo camino con las luces de sus cirios, y su Madre, la Santísima Virgen de la Esperanza, en ese trono de amor que es el paso palio, majestuosamente adornado como Ella se merece, preparado por hermanos que tienen así su penitencia, le acompaña en el camino.

Y todo El Rubio parece como inflamado de un amanecer purísimo y sobrenatural, cuando la Esperanza entre mil destellos de pureza, aparece mecida por sus hijos costaleros ante el pueblo que la espera.

El paso palio antes de llegar se presiente, será la aparición del estandarte, el golpeteo de las bambalinas en los varales,la música cuando le acompañe, será ese resplandor único de su candelería en la noche oscura, en la cercanía de una esquina, la que nos indique que estamos en presencia de la Señora.

En El Rubio con los últimos rayos de un sol mortecino que declina por los tejados su luz,Ella, en el corazón mismo de El Rubio, entre el perfume de claveles y gladiolos, eleva los ojos al cielo con ese dulce gesto que le esculpiera Castillo Lastrucci, presiente que en el sol que se refleja en su rostro, aletea un rayo de esperanza.

El pueblo al ver a la Virgen, se siente emocionado a igual que este pregonero, y su emoción estalla con estas palabras:

Después de verte Esperanza
todo es posible en El Rubio
que el sol se abrase en tu rostro
que la luna se estremezca
al ver temblar tus mejillas
cuando lloran las estrellas.
Después de verte Esperanza
Todo es posible en El Rubio
Que se disuelvan contigo
Mis llantos y mis tristezas
Y todo el dolor del mundo
En tu divina presencia


Y Tu mi Virgen, que derramas esperanza a todos los que enTí creen, dejaste la semilla de la Resurrección en mi pueblo, y este pregonero que tantas veces iluminó tu camino con el cirio, deseando hacer con mis plegarias camino de pétalos para tus benditos pies, hoy me rindo a tus plantas, y conmovido por la ternura de tu mirada, con la pascua infantil de tu hermosura, repicando aleluyas de azahares en las puertas de la Iglesia, siento que El Rubio, está habitado por el Espíritu, Señor y Dador de vida, que vuelve todos los años para hacernos triunfar sobre la muerte.

Y al llegar el momento del encuentro al final de la procesión, este pregonero que tantos momentos como este ha tenido la suerte de ver, no puede dejar de contar, lo que escucha decir a un veterano costalero que ya dejó la trabajadera, a otro, con estas palabras:

Costaleros, costaleros
que a la Esperanza vais llevando
poner los cuerpos derechos
que ya está entrando.
Tu Esperanza, vas arriba
Yo costalero, debajo
Tus ojos miran al cielo
Los míos al suelo mirando
Tus pies desnudos sobre mis hombros
Los míos sobre el duro suelo
Para hacerte a Ti un sendero
De pétalos y claveles blancos,
Por eso, si algún día al cielo llego,
Y humilde llamo,
No te olvides Esperanza,
Que yo fui
Tu costalero aquí abajo.

Y así termina la procesión, los pasos dentro de la Iglesia, y allí la última levantá, penitentes que se descubren los rostros y aparecen los ojos humedecidos, y en los costaleros sus cuerpos cansados, y mirando los rostros de Jesús y su Madre, con una muda plegaria, les piden volver otra vez.

Y este nazareno, al que un día encargaron ser pregonero, levanta los ojos a su Esperanza, y se entrega en una última confesión:

Hoy soy el pregonero
Reina,Madre y Capitana
Y con una pena me quedo,
Que han pasado los años
Y no fui tu costalero.


*****






¡ Todo está consumado!

Así quiero terminar mi pregón. Dejadme ahora que sea mi oración y mi recuerdo, los únicos costaleros de este último día de procesión en mi pueblo, Viernes Santo.

Y que sobre el costal de mis labios y al compás de mis palabras, levantando la ternura quebrada del Stmo, Cristo Yacente, lo deposite emocionado y conmovido por la nostalgia del Viernes Santo, en el Sagrado Corazón de mi Virgen de los Dolores.

Ha muerto el Rey de la gloria, ha sido redimida toda la humanidad, la muerte venció a la muerte.Cristo ha muerto, su cuerpo rígido es llevado por sus costaleros, y en su bello rostro, aparece la expresión de la muerte.

Cada Viernes Santo al presenciar estas escenas que representan esta Hermandad, un nudo en mi corazón se hace, y creo ver lágrimas en los ojos de esos rostros ocultos de sus penitentes enlutados, y me viene a la memoria, los recuerdos amargamente vividos cuando alguien querido se nos va.

Siguiendo al Angel de mi sueño, me lleva a la noche del Viernes Santo, donde solo se oye el doloroso rumor de los costaleros tras la silenciosa comitiva de cirios encendidos que escoltan la patética escena de Cristo Yacente, y detrás, como si de un doliente capataz se tratara, estaba Ella, mandando a la misma muerte, en la más difícil chicotá de todas las Semanas Santas, y no había otra voz que su mirada, para que el bendito cuerpo de su Hijo, no lo rozaran ni el llanto del rocío, ni el frío de la madrugada.

¡ Y así se entra en el Cielo, me dijo el Angel!,Ella da las órdenes precisas, sin una voz, pero que allí arriba tampoco se mueve una estrella, cuando el alma de un hijo costalero va subiendo desde el calvario de la tierra a la celeste altitud de sus brazos.

Su propia abvocación genera en mi ánimo reacciones diversas, de serenidad, de congoja, de honda pena, de conmiseración en sus dolores, de confortamiento, de fortaleza.

Y ante mí, camina el fúnebre cortejo, el cielo enluta su aire fresco y mi corazón se acongoja al ver a la Virgen de los Dolores, pasar por ese duro trance de su vida, ver a su Hijo muerto, y en mis oídos suenan unas palabras, que sin saber de donde viene, dice así:

Que no quiero ver llorar
a la que fue concebida
sin pecado original

Durante el recorrido despierta el fervor de los rubeños, que la siguen sin cansancio por el dédalo de sus calles, como queriéndola distraer con la expresión de su cariño, para que su dulce y compasiva mirada de Madre, no se cruce con el cortejo donde va su Hijo.

Su manto, y su palio bordado, convierten su Trono en dorada hoguera, cerrado por varales y candelabros de plata, en una escala ascendente de fulgores que sirve de imán de atracción para admirar su bello rostro, entre blondas de su tocado, y sus ojos que lloran de pena amarga, bajo la corona que ciñe su frente.

El pueblo entero acompaña el cortejo, y con infinita devoción a la Virgen de los Dolores, piropean por donde pasa de esta manera:

La Virgen de los Dolores
con su belleza lozana
es nazarena de amores
que su pueblo la aclama,
La Virgen de los Dolores
camino de la plaza
va llorando emocionada
con los piropos que le lanzan.

Y Tu, Virgen de los Dolores, que puedes llevar en tu semblante con la entereza de una madre dolorida, todo el sufrimiento de la Pasión de tu Hijo y de los hombres, vas acompañada por el lamento del pueblo en este duelo, eres ejemplo de dolor y de madre, y en tu bello rostro un gesto de gratitud esboza hacia todo el pueblo que te acompaña, y este pregonero que la emoción embarga, ante la Virgen de los Dolores exclama:

Sola y triste con tu pena
sola y triste Madre buena
sola y triste Virgen mía
te dejaron sin piedad,
porque tu Hijo yace muerto
y Tu no le puedes resucitar.

Y continúa el cortejo, la expresión de dolor de la Stma. Virgen es fiel reflejo de lo que su corazón siente, y ante este dolor y soledad, este pregonero recuerda con nostalgia, esa exquisita tradición de acompañar a la Madre, con señorío y elegancia de las mujeres rubeñas, engalanadas con la mantilla negra. Así camina entre el dolor y angustia de los rubeños el fúnebre cortejo, Cristo va camino del sepulcro, y quedarán momentáneamente encerradas y tapadas con una loza, el dolor y esperanza de María, y la Virgen angustiada y dolorida, camina detrás, su corazón desgarrado por el dolor, sin luz porque llora el sol, sin voz porque muere el  Verbo.

Y llegado el encuentro, sus costaleros soportando el divino peso, acercan el Hijo a su Madre, y este pregonero, ante esta impresionante escena, exclama:

Ante ti va muerto
sangre de tu sangre, Madre
entre cirios y claveles
de la Iglesia sales
con tu paso lento
Viernes Santo, por la tarde
entre la vida y la muerte
sufre martirio delante
y tu sufres Madre
por no poder ayudarle,
entre la tarde y la noche
te lanzan vivas al aire
y entre el gentío, Madre
vas recorriendo las calles,
siete heridas en tu pecho
siete claveles que se abren,
siete gotas de rocío
Siete lágrimas de Madre.

Tu, Virgen de los Dolores, no hay otra como Tú, capaz de soportar sin marchitarse la escarcha de tus lágrimas, que no hay otra como Tu, capaz  de soportar en tu corazón todo el sufrimiento tras Tu Hijo muerto, porque solo en Ti, puedo ver cada  Viernes Santo en la azucena piadosa de tu bello rostro, la serena resignación de tu dolor, y me enseñas con tu celestial mirada, la más preciosa lección de amor y caridad.

Y las lágrimas de las gentes de mi pueblo, que le reza a la Virgen más dolorida, la que lleva en el precioso Trono de su semblante, el sollozo contenido de todos los dolores de la Tierra.

Esta noche, El Rubio busca a la Virgen, y en la oscuridad  la silueta de su Trono aparece, que el frío de la noche copiará su Imagen, para que el suave vientecillo le entregue, en toda su ternura y dolor, a la devoción de mis gentes.

Y el pueblo agradecido, sintiéndose protegido bajo la piadosa mirada de la Virgen, y con un deseo infinito de coronarla como premio a su dolor, le dice:

Por los cielos de El Rubio
vuelan palomas llorando
porque en El Rubio
se va a coronar al llanto,
en las puertas de las casas
hay niños llorando
piden lágrimas al viento
para tejer con sus manos
una corona de llanto,
y le piden a la aurora
reflejos de luz dorados
y al altar del firmamento
sus luceros abrazados,
y a San Pedro, un milagro:
que las lágrimas del viento
se vuelvan palmas en sus manos
para tejerle a la Virgen
una corona de llanto.


En este día de luto, parecerá como si El Rubio cubriera sus calles con alfombras de dolor, y crespones negros se harán en los enrejados de sus casas.
Ya entró la cofradía, y en mi corazón vibra la emoción de la última levantá, y la Virgen, descuajada la cera y humeante, me parece ver que asoma a su rostro dolorido la sonrisa de agradecimiento al pueblo que la acompañó,sus penitentes, con el reflejo del cansancio en sus ojos, se enjugan las lágrimas, y sus costaleros se abrazan entre ellos emocionados, y a buen seguro que la Virgen pedirá a su Hijo, que vuelvan a estar juntos de nuevo.

Y a Ti Señor, cuando contemplo tu bendito Cuerpo Yacente, tengo que sacar fuerzas de mi propia flaqueza para enfrentarme sin más al final de la Pasión, y de esta forma, con la impresionante imagen de Cristo en la Urna, será la culminación y éxtasis de nuestras Procesiones, en la que mi alma cofradiera fue la protagonista de estas vivencias.


*****






Y mucho hemos de tranquilizarnos, cuando el Domingo de Resurrección el repicar de las campanas de la Iglesia nos proclame la Gloria del Resucitado.

La resurrección de Cristo es el acontecimiento que da sentido salvador a la muerte en la cruz de Jesús, el Misterio de la Gloria sucede al de la cruz, muerto y resucitado significa que vive en el esplendor de su gloria en el cielo, y en presencia eucarística y sacramental entre nosotros.

Y siendo así, todos tenemos que alegrarnos, porque la Resurrección de Cristo, es garantía de nuestra propia resurrección.




*****





DESPEDIDA





Desde el privilegio que me otorga este sitial, quiero hacer un llamamiento al corazón cofrade de las gentes de El Rubio, para que a partir de ahora, empiece a vivir esta hermosa tradición, que es la del Pregón de Semana Santa.

Y no quiero terminar este pregón, sin hacer un recuerdo de los días tan hermosos que vive mi alma cofradiera, y que dentro de pocos días, todo El Rubio podrá vivir también.

Si hermoso es el Domingo de Ramos, cuando desde las puertas de la Parroquia, como si de las puertas de Jerusalén se tratara, acompañamos a Jesús triunfante.

También lo es la madrugada del Miércoles Santo, en la que al amor del Cristo de la Salud, nos unimos en un dolorido silencio en el Calvario.

Y la tarde del Jueves Santo, en el que El Rubio, convertido en un torrente imparable de fe, suplica perdón y ayuda a la majestuosa Imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno.

Y también hermoso el Viernes Santo, cuando todo el pueblo conmovido por el dolor de la Stma. Virgen de los Dolores, no deja de gritarle un te quiero emocionado.

Y el Domingo de Resurrección, día de alegría, Cristo resucita triunfante de entre los muertos, y nos deja señalado el camino de nuestras vidas aquí en la tierra.

De esta forma, como todo resulta hermoso en la Semana Santa, me viene a la memoria la frase de un famoso escritor que dijo”El vacío de algo bueno, solo puede llenarse descubriendo algo mejor”, por eso tenemos que intentar que nuestra Semana Santa no sea solo belleza y alegría, sino también a la vez, debe ser ejemplo de amor y penitencia.

No me importa que mi pregón quede como algo pasajero, que mis palabras queden como mera anécdota, pero lo que sí es cierto, es que sois vosotros rubeños, los que vais a pronunciar el mejor de los pregones, el pregón de vuestra fe, el pregón de vuestro amor, el pregón de vuestro entusiasmo.

Hoy hubiera querido ser premio Nobel de literatura, para poder ofrecer la más bella rima cofradiera, al mismo tiempo deseo ser, antecesor válido para aquellos que en el futuro ocupen este lugar.

Y así pasa otra Semana Santa en el corazón enamorado de las Hermandades de El Rubio, en la fuerza y el costal de su juventud, en las Juntas de Gobierno y en el trabajo de cada día, en el paciente celo callado de sus camareras, en la tierna imagen de sus niños derramando la cera al lado de la cruz.


Y mi recuerdo emocionado a mi querido amigo José María, con el que apenas tuve tiempo de compartir las vicisitudes de este pregón, porque un buen día, su Virgen, como él decía, decidió tenerlo a su lado, y a buen seguro que hoy goza de la Gloria Eterna, y que este año fundirá Allí arriba una cera que nunca se acaba, y la colocará en los candeleros de las celestiales anda de su Virgen de los Dolores, y estoy seguro que hoy, está disfrutando como si estuviera entre nosotros, por eso quiero con el permiso de todos ustedes, dedicarle mi pregón.


Aquí queridos cofrades, amigos todos, os doy las gracias por la paciencia que habéis tenido en escucharme, y así termino mi pregón, que sale como una nave de mi alma cofradiera cargada de sentimientos y devociones, y espero que llegue al puerto de vuestros corazones, y eche en ellos, el ancla del recuerdo emocionado.



Así quiero decirle a todo El Rubio
roto ya por la emoción
que aquí termino este sueño,
y con el, mi pregón.



                                      He dicho,


*****



        


NOTA DEL PREGONERO




Mi sincero y eterno agradecimiento para todos aquellos cofrades que me ayudaron en la elaboración de este pregón, y muy especialmente a los pregoneros de Sevilla,Córdoba, Estepa y Puente-Genil, cuyos pregones me sirvieron para poder sacar a la luz todo lo que he pregonado.

Muchas gracias.










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